El estado positivo

"Consiste esta ley que en cada una de nuestras concepciones principales, cada rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diversos: el estado teológico o ficticio; el estado metafísico o abtracto; el estado científico o positivo. (...) En el estado teológico, el espíritu humano, la dirigir esencialmente sus investigaciones hacia la naturaleza íntima de los seres, las causas primeras y y finales de todos los efectos que percibe, es una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenómenos como producidos por la acción directa y continuada de agentes sobrenaturales, más o menos numerosos, cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del universo. En el estado metafísico, que no es en el fondo sino una simple modificación general del primero, se substituyen los agentes sobren aturales por fuerzas abstractas... En fin, en el estado positivo, es espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, mediante el empleo bien combianado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas."

Augusto Comte, Curso de filosofía positiva, 1830